Gaston Bustos comenzó entrenando boxeo de forma recreativa porque esa, era y es su vocación, pero debido a su edad ya no contaba con la posibilidad de formarse como un boxeador profesional, ya que ese es un proceso que debe arrancarse a muy temprana edad por el entrenamiento que requiere. De todos modos, eso no impidió que pudiera cumplir su sueño de subirse al ring. De modo que, la alternativa que encontró fue estudiar durante un año para recibirse de árbitro y juez de boxeo en la Federación Argentina de Box.
Es así como arrancó su carrera como árbitro amateur hace 15 años, y si bien en esa categoría no tenían tanta posibilidad de ingresos monetarios, le permitió realizar muchos viajes y conocer otras partes del mundo, a través del llamado a arbitrar peleas en otras regiones. Es así como este deporte le permitió ir sacalando cada vez más, pero no sólo por su trabajo como árbitro, sino también porque hace algunos años comenzó a dar clases como profesor de boxeo.
Algo muy importante de mencionar es que Gaston no sólo se preocupa porque sus alumnos aprendan las técnicas del deporte y vayan creciendo en el ámbito, sino que se siente muy gratificante cuando ve que de igual modo, aportó su granito de arena en la vida de sus alumnos. Ya que, como él lo explica, el boxeo es un deporte que trabaja tanto lo físico como lo mental, que sirve para la vida y para el ring. Es por eso que entiende que este es uno de los deportes que más saca a los chicos de la calle y de todo lo que la misma le ofrece.
Sin dudas, está es una historia de superación personal y profesional que demuestra que cuando uno tiene un sueño, hay muchos caminos que pueden conducir a lograrlo.