Gustavo Cesar Sever lucho desde muy pequeño por aquello que le apasionaba, para eso recorrió un largo camino en equipos del ascenso.
De tal forma, gracias a su ímpetu guerrero y disciplina llegó a cumplir ese objetivo y muchos otros. Gustavo nunca se rindió porque entiende que la vida es para valientes, por eso, el accidente cerebro vascular que le ocurrió sólo fue una prueba más a superar y el incentivo para ir por aquellos sueños que aún le quedan por cumplir. Por todo lo que él representa, su nombre es sinónimo de valentía y resiliencia, debido a que nunca se le pasó por la cabeza rendirse.
Sentado en la mesa de su comedor, acompañado de su mascota, Gustavo de manera muy amable comenzó a recordar parte de su historia.
¿Cómo fueron tus inicios en el fútbol?
Un día de casualidad terminé yendo a un Club de barrio denominado “El Tala”, perteneciente al Barrio Naval, invitado por él abuelo de mi mejor amigo, quien resultaba ser el delegado de dicho lugar. Es decir, él que se encargaba de prácticamente todo: vestuario, bufet, organización y reclutamiento, dentro de otras actividades que realizaba. De ese modo, desde que llegamos no hicimos más que jugar a la pelota. Sin darse cuenta se nos pasó el día y pronto tuvimos que regresar. “Hasta ese momento no registraba el futbol para nada”, aclara de forma simpática. Pero, lo más sorprendente es que esa noche cuando me llevaron a casa, el delegado les explicó a mis padres que trabaja en ese club y que deseaba que yo jugará allí. A lo que mis padres respondieron que, si yo deseaba hacerlo, no había problema. “De esa forma fue como comencé”, lo comenta con la alegría que le trae ese recuerdo.
¿Fue esa misma persona la que te llevo después a Quilmes?
Sí, porque justo dio la casualidad que al año siguiente, él fue a Quilmes y se hizo cargo de lo que era “La Espumita” y ahí comencé en infantiles-juveniles, para luego irme a Argentinos de Quilmes y posteriormente a otros clubes que me ayudaron a formarme. Fue ahí donde comenzó mi odisea.
¿Tus padres te apoyaban siempre?
Mis papas eran docentes y trabajaban todo el día, pero siempre me acompañaban. Mi viejo comenzaba la mañana en el hospital, luego se iba a la escuela y cuando llegaba a casa, daba clases particulares. Por lo tanto, de lunes a viernes sus días eran muy agitados, y el domingo, que era quizás el único día en el que podía descansar, no tenía ningún problema en acompañarme a jugar a la hora que sea. De hecho, en ocasiones debíamos tomar como tres colectivos para poder llegar ya que no poseíamos un auto para poder trasladarnos, al contar todo el esfuerzo que hicieron sus padres por él, fue evidente percibir el orgulloso que siente por ellos.
¿Cuál fue uno de los momentos que más te marcó profesionalmente?
Lo que siempre recuerdo es mi debut en primera, a los 17 años, en Quilmes Atlético Club, donde sentía una gran felicidad, pero a la vez no tenía mucha noción sobre la magnitud y responsabilidad, de lo que eso implicaba. Yo simplemente disfrutaba de ese momento en el que ya me sentía un verdadero futbolista. Tal es así que cuando me preguntaban qué quería ser, les decía que ya estaba ejerciendo la profesión que me iba a mantener.
¿Por qué decidiste retirarte en el 2013?
Me retiré por una suma de factores, uno de ellos fue la edad, porque los jugadores suelen retirarse generalmente antes de cumplir los 40 años y para ese momento ya tenía 33. Además, en deportes como este, que son de alto rendimiento, el cuerpo de quienes lo practicamos, exige que estemos al 100% y yo, en particular, ya poseía dos cirugías de rodilla, que me impedían dar lo mejor. Por otra parte, se encontraba la falta de estabilidad económica, debido a que, en los equipos del ascenso, como en los que jugaba, había mucha competencia y los contratos eran solamente por una temporada. De esa forma, cada año debía esperar a que me comuniquen si iba a estar contratado o no para la próxima, Gustavo muestra aquí que la vida del futbolista no es siempre color de rosa.
¿Cuándo te retiraste, ya tenías pensado con qué proyecto ibas a seguir?
Ya estaba recibido de periodista deportivo y de entrenador de futbol. Por lo tanto, sabía que por ese lado iba a tener alguna salida laboral. Aunque al otro día de haberme retirado me llene de preguntas. Ya que, si bien contaba con la formación necesaria para poder ejercer otro tipo de trabajo, eso también implicaba nuevos desafíos que me asustaban un poco, su única preocupación en ese momento era poder mantener a su familia.
En el 2016 tuviste un accidente cerebro vascular. ¿Recordas el día en el que te ocurrió?
Eran casi las doce de la noche de un 27 de agosto, cuando me desperté con el golpe de la caída. Al abrir los ojos nuevamente, quería hablar, pero no podía, razón por la cual, mi mujer rápidamente llamó a la ambulancia y fui trasladado a una clínica. Allí estuve internado en el área de terapia intensiva, bajo un coma inducido, del cual me despertaron al día siguiente, para realizarme una cirugía de urgencia para poder descomprimir mi cerebro y disminuir las posibles secuelas. Luego de la misma, permanecí 10 días más internado, hasta que me dieron el alta, Gustavo comentó que está feliz de poder contarla.
¿El ACV te modificó la vida cotidiana? ¿Cómo fue la recuperación?
Me afectó en todo, hago lo que puedo y como puedo, porque de repente con 36 años tuve que aprender a hacer todo con una sola mano: comer, bañarme, cocinar y todo lo demás. Menos mal que era la mano hábil, o si no hubiese sido un poquito más complicado, pero en ese caso, lo hubiese hecho igual, ya que no quiero depender todo el tiempo de alguien. Al principio me movilizaba en una silla de ruedas, para lo cual necesitaba gran ayuda al momento de hacer mis actividades, aunque solamente la usé por unos meses debido a que, asistía todos los días a mis terapias de rehabilitación, tanto física como cognitiva. Que me llevaron a poder ponerme de pie rápidamente. Apenas pude hacerlo, volví al Club Argentinos de Quilmes, primero a mirar y ayudar en lo que podía, para luego reincorporarme como entrenador de las inferiores. Ese me resultaba un gran incentivo para salir adelante.
¿Qué enseñanza te dejó esa experiencia en tu vida?
De esta experiencia aprendí la importancia de disfrutar de cada momento y de estar cerca de los seres queridos porque a veces, uno inmerso en la vorágine de la rutina, se olvida del valor de las pequeñas cosas. También entendí que es importante tener siempre un plan b en la vida en general, por si algo no sale como se esperaba o si ocurre algún tipo de accidente que te cambia la vida de un momento a otro. Un claro ejemplo de ello, soy yo que, si bien ya me había retirado como futbolista, el hecho de ser periodista deportivo y entrenador me permitió seguir trabajando de lo que tanto me apasiona. Por otro lado, comprendí que es sumamente relevante no bajar los brazos para demostrarse a uno mismo y a los demás que con voluntad y esfuerzo todo se puede lograr pese a los obstáculos que se presenten.
¿Qué sueños te quedan por cumplir?
Gracias a Dios pude ir cumpliendo maso menos todos mis objetivos, pero algo que me gustaría hacer es dirigir un equipo de primera. De la Primera C, de Primera B Metropolitana, o de la Primera B Nacional. Hablo de equipos del ascenso porque es en lo que yo tengo experiencia y además sería difícil poder ser director técnico de un equipo de Primera división porque ya requiere otro tipo de condiciones.

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