La Enfermedad de Alzheimer presenta una evolución lenta pero progresiva en la que, de forma paulatina, van disminuyendo las capacidades que los pacientes tienen para desenvolverse de forma autónoma en su día a día. Estas dificultades funcionales vienen determinadas por la presencia de déficits cognitivos, (problemas de memoria, razonamiento, orientación), conductuales, (huida, deambulación, agitación) y motores que provocan que las personas que sufren de Alzheimer requieran la supervisión inicial y la asistencia final de un cuidador.
En la actualidad, existen tratamientos farmacológicos encaminados a retrasar la
progresión de la enfermedad y a lograr un mejor control de los síntomas psicológicos o conductuales, pero estos tratamientos no resuelven las dudas diarias a las que los cuidadores se enfrentan para convivir y ofrecer calidad de vida al paciente que acompañan.
Por eso es necesario conocer estrategias que permitan a estos cuidadores apoyar de forma complementaria a los tratamientos farmacológicos, de manera que, faciliten el mantenimiento de un buen funcionamiento cognitivo y disminuyan el impacto de los problemas conductuales.
Una de las herramientas principales para este cometido es la Estimulación
Cognitiva, ese proceso por el que se trata de potenciar al máximo las funciones
preservadas y evitar la desconexión del entorno del paciente con Alzheimer, ya que, si mantenemos y mejoramos cognición estamos contribuyendo a disminuir la presencia de alteraciones conductuales que, en muchas ocasiones, son consecuencia de problemas como la desorientación o los problemas de memoria.
La estimulación cognitiva consiste en:
Orientación de la realidad: en casa, cada vez que algún familiar interaccione con el paciente puede recordarle el día y el lugar, la actividad pendiente de realizar, o responder a aquellas preguntas que el paciente realice de una forma detallada.
Terapia de reminiscencia: se basa en la memoria remota, mejor conservada en la Enfermedad de Alzheimer y que permite estimular la propia identidad del paciente y reforzar su autoestima.
Adaptación del entorno, la tarea y crear rutinas: adaptación del ambiente para que la persona se oriente con medidas de seguridad, platear tareas de manera facil, sencilla y estructuradas, crear rutinas facilitan el buen funcionamiento cotidiano en personas con importantes problemas de memoria.
